Lauda Sepulcral

Lauda Sepulcral

Lauda sepulcral de Iñigo López, obra realizada en 32 azulejos por
Niculoso Francisco, italiano, tal y como se expresa en dos de los azulejos
laterales que contienen la cenefa de cardinas que enmarca el paño plano
central que se interrumpe y dice: “NICULOSO
FRANCISCO/ITALIANO/MEFECIT”. También, en otra interrupción de tal
cenefa arriba a la derecha, se escribe el nombre del difunto, y data su
realización:
“ESTA/FIGURA/ISEPULTURA/ES/DEIÑIGO/LOPES-NELAGNO/MIL/CCCCCIII”
Es la primera obra firmada en España, tras asentarse a finales del
siglo XV, por el gran ceramista italiano Niculoso Pisano. Con esta pieza
introdujo en España la revolucionaria técnica del azulejo plano polícromo,
también conocida como mayólica.
Se trata de la obra cerámica de más trascendencia y reconocimiento
del templo.
En el siglo XIX se descubre la lápida de la sepultura de Iñigo López,
que comenzará a conocerse como “el negro de Triana” sin que sepamos a
ciencia cierta a qué se debe esta denominación. En estas fechas surge
también la costumbre de las mujeres solteras de darles siete patadas al
compás a la sepultura para encontrar novio.

Lauda Santa ANA

Leyenda del Negro de Triana

La leyenda fue recogida por José Gestoso en su obra “Sevilla Monumental y Artística” editada en 1882. Así dice el historiador que “por los años de 184…, habiendo acudido una noche a esta iglesia un alfarero de Triana a bautizar a un nieto suyo, hallándose orando próximo al altar de Santa Cecilia, llegó a él un venerable anciano y le dijo: ´Castro, ahí está enterrado el esclavo asesinado por el Marqués de ****´. Pasó un mes, y hallándose el mismo alfarero en el templo, al terminar la misa de doce, se le acercó el mismo anciano, repitiéndole: ´Ahí está enterrado el esclavo, dilo al Señor Cura´. Pasaron dos o tres años de esto y con motivo de hacer obras en el mencionado altar de Santa Cecilia se halló en él la laude de azulejos cuya descripción dejamos hecha”.

Respecto a la identidad de Íñigo López se ha escrito mucho, algunas cosas sin fundamento alguno y más legendarias que la propia leyenda que narra Gestoso. Investigaciones más recientes han puesto de manifiesto que el personaje enterrado a tenor de las vestiduras que presenta y el rico almohadón morisco de lacería sobre el que reposa la cabeza, debía pertenecer a una clase social elevada: podría ser un mercader o comerciante e incluso un noble. A este respecto Alfonso Orce Villar en un
documentado artículo publicado en 2022 (“El enigma de Íñigo Lópes”, VAINART Revista de Valores e Interrelación en las Artes, nº 4) propone la sugerente tesis de que el misterioso caballero sea un miembro de la familia López de Mendoza, concretamente Íñigo López de Mendoza y Luna, II Marqués del Infantado y III Marqués de Santillana. Este caballero fallecería en Sevilla y esta sepultura debía ser un enterramiento temporal hasta ser trasladado al panteón familiar. Costumbre ésta muy arraigada en
siglos pasados cuando no existían las técnicas para conservar los cadáveres y por ello no podían ser transportados a lugares alejados del lugar donde se había producido el óbito.
Su lugar primigenio no sería el que ocupaba cuando se descubrió en el siglo XIX, siendo lo más probable que hubiese sido puesto allí en una de las reformas que la parroquia sufrió en siglos pasados. Afortunadamente, el estar protegido por el altar de Santa Cecilia lo mantuvo casi intacto y esta singular obra de la cerámica renacentista puede ser contemplada hoy día en todo su esplendor.

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